Hallazgo en paredes de antaño de Sierra de la Ventana
El día 13 de setiembre de 2006, en la demolición de la antigua casa de... Leer más →
Sierras de la Ventana | Termas de Carhué | Monte Hermoso | Cnel. Suárez | Cnel. Príngles | Dorrego | Pigué.
Paseo serrano sobre la base del Cerro Ventana, por entre una de sus quebradas, disfrutando del cause de un arroyo menor y su frondosa arboleda, a través del cual accedemos a una interesante cascada de 15 metros de alto.
Fué, en realidad de los tantos chalets de veraneo que se levantaron entre el camino y el lago Epecuén, cuyo recorrido era de ocho kilómetros desde Carhué, ciudad cabecera del distrito. Esta construcción circular atraía poderosamente la atención a simple vista y, sobre él, se han tenido las variadas y fantásticas leyendas, pero siendo la verdad completamente distinta. Con respecto a su origen, podemos señalar que lo hizo construir la Señora Ernestina María Allaire, dama de origen francés que se casó en su patria con un noble polaco de apellido Mestchevsky, coronel de La Legión Extranjera en Francia, durante la primera guerra mundial. Este militar desapareció en la célebre batalla de Marne. Este episodio decidió a la viuda de Mestchevsky, a trasladarse a América. Primeramente se radicó en Paraguay, y luego, más tarde en nuestro país adquiriendo una estancia en la provincia de Córdoba, donde hizo levantar una casona al estilo de los castillos de Normanda. Enterada años más tarde la condesa de las bondades de las aguas del Lago Epecuén, resolvió trasladarse a Carhué, localidad en la cual adquirió una fracción de tierras, en la cual hizo levantar otro chalet que remedaba en su aspecto a los palacios fortificados de su suelo patrio, con la diferencia que este sería mucho más pequeño. Su construcción comenzó en 1924 finalizándose en 1925. Para citar un detalle, podemos mencionar que fue el Señor Carlos Bianconi, viejo artífice de las carpinterías de lujo de las grandes mansiones porteñas, el que instalo la carpintería en este castillo. CASTILLO CHICO Está construcción estaba dedicada al personal de servicio y constaba de dos habitaciones, cocina, baño lavadero y garaje, teniendo el estilo del grande.En el parque existía una reproducción de la gruta de Lourdes, construida en rocas de diferentes tamaños que servía de refugio a ocho personas, con fogón al centro y bancos confeccionados con las mismas piedras, que formaban las paredes y arcos. A la par de la gruta, formaron tres lagos de distintas profundidades, separados por dos puentes, uno angosto para el paso de hombres y otro ancho para carruajes, los espejos de agua estaban adornados por peces de varios colores, siendo su superficie aproximada 200 m2 alimentados en forma de manantial que se desprendía por sobre el techo de la gruta, en forma de cascada.El edificio estaba ubicado en un parque cuya forestación consistía en, eucaliptos, pinos, tujas, tamariscos, pita, yuca y plantas de flores de todo tipo y temporadas.Para completar, mencionamos que en el Castillo, las puertas eran de roble macizo, provistas de grandes cerrojos de seguridad, todo dentro del estilo que caracterizaba a los castillos de la baja Normanda.
Es una excursión única por el particular paisaje creado merced a la inundación del casco urbano de la famosa Villa Epecuén en el año 1985. Sus ruinas se hallan en los bordes de la Laguna Epecuén a unos 7 km al norte de la ciudad de Carhué. La creación de la villa turística data de la década de 1920. Gran número de visitantes llegaban desde Buenos Aires a través de las líneas del ferrocarriles. El Ferrocarril Sarmiento servía la estación Villa Epecuén, mientras que el Ferrocarril Midland y el Ferrocarril del Sud llevaba pasajeros hasta la estación Carhué. Así se desarrolló el turismo en Epecuén, llegando a contar con 5.000 plazas declaradas y 2.000 sin declarar. Eran 280 establecimientos, entre hospedajes, pensiones, hoteles y comercios que llegaron a recibir en las décadas de 1950 a 1970 a 25.000 turistas de noviembre a marzo. La Villa llegó a poseer 1.500 habitantes estables. El 10 de noviembre de 1985 el enorme caudal de agua rompió el terraplén de piedra y tierra, e inundó gran parte de la localidad. La villa desapareció. Para 1986, el pueblo poseía 4 m de agua en sus calles, llegando en 1993 a más de 10 m. La posta fue tomada por la población de Carhué, a pesar de que al momento de perderse la Villa Epecuén no quedaban en Carhué hoteles ni lugares donde hospedarse. En 2001, Carhué encaró el proyecto Termas de Carhué, contando con más de 700 plazas, museos, turismo rural y de estancias, turismo ecológico e histórico.
Las propiedades de las Termas de Carhué ayudan a relajarse y a mejorar el equilibrio vital. Muchas veces, un baño caliente es la mejor forma de eliminar tensiones. En Carhué encontrará un lago termal donde bañarse no sólo le relajará, también le servirá para tonificar el cuerpo, respirar mejor y revitalizar el organismo. Este lago natural de aguas termales está situado en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires. Las cualidades mineromedicinales de sus aguas lo convierten en un lugar único para disfrutar de unas vacaciones de salud y bienestar. Entre baño y baño, le recomendamos que reserve tiempo para conocer algunos de los atractivos que hallará en la zona. Desde la visita a las ruinas de la antigua Villa del Lago Epecuén, hasta la región serrana que comprende Sierra de la Ventana.
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Más de uno se debe haber cruzado caminando por allí bajo algún bosque de pinos... Leer más →