El despertar de la naturaleza en las Sierras de la Ventana
El invierno llega a su término con varios días de lluvia en su haber, y... Leer más →
La obra de típico estilo ingles, que diera origen a gran parte de la historia de la región es hoy en día un museo implícito a la vista del visitante. Resguarda en su interior, parte de lo que originariamente se le había asignado.
Entre tantas cosas de gran valor histórico podemos mencionar la farolería, los aparatos staff, el telégrafo, la campana original, el reloj, la caja fuerte, el botiquín de primeros auxilios, la balanza para 1000 kilos, etc.
En cuanto a su decorado, sobresale la utilización de pinotea en techos, pisos, muebles y aberturas. Las cenefas brindan un toque del típico estilo, sobre la plataforma. Para los sedientos de la época, aun esta en su lugar el bebedero público.
Con respecto al piso que y habíamos mencionado anteriormente, es importante destacar la existencia, debajo de él, de un sótano de aproximadamente un metro de alto, con el fin de brindar respiración a la madera, a través de salidas con espirales externos de hierro hacia la plataforma.
En uno de los ambientes, asignado como Sala de Señoras, es posible encontrarnos con toda una pequeña muestra de fotos de la época. Entre ellas se destacan fotos del Ex Club Hotel de la Ventana, del Castillo Tornquist, el casco de las Vertientes, la Piedra Movediza y lugares de Mar del Plata, Necochea y la Plata.
Exteriormente se hallan otro cuerpo de baños de caballeros, el tanque de agua de 43000 litros, una farolería junto al baño y el pluviómetro. Además, se suman a la obra, dos casas de material y dos casillas para el personal de aquella data, frente al anden de parada.
También, como parte de los ambientes que integran la estación, se encuentran los asignados (cinco ambientes) a la familia del Jefe de Estación. Otros ambientes son la oficina del jefe, la Sala de Caballeros, la Sala de Damas, la Sala de Encomiendas y dos Baños.
En lo referente al ramal, podremos distinguir dos desvíos hacia la playa de estación, en la cual encontraremos dos vagones altamente deteriorados y dos galpones concecionados a privados para otros fines.
Resulta doloroso la ausencia de otras cosas que formaron parte de ella, así por ejemplo, una placa colocada en el exterior sobre la plataforma, donde hallábamos en ella, la altura sobre el nivel del mar en que se encuentra ubicada esta estación.
La extensa región serrana conocida genéricamente con el nombre de Sierra de la Ventana, junto a la estación Ferroviaria homónima, están ligadas en forma decisiva al proceso histórico de nuestra zona.
La fertilización de sus valles, la completa red de arroyos que bajan de las altas cumbres y el natural abrigo de las sierras determinaron la preferencia de los indios pampas para establecerse aquí y proyectar sus malones desde este refugio tan extraordinario.
A su vez, la imponencia de sus altos cerros, destacando el perfil sobre la gran llanura pampeana, despertó la curiosidad de los primeros viajeros que exploraron la región y publicaron las primeras descripciones de esta zona.
Hacia 1748, el insigne misionero J. Gabriel escribió sobre esta zona y en 1770 lo hizo el Capitán José Antonio Hernández, con motivo de una expedición científica de esta zona. A ellos se le sucedieron celebres figuras de la historia nacional e internacional, que antecedieron las expediciones militares y las batallas que se libraron en contra de los indios, por el dominio y la colonización del sur.
Es así que, en el año 1833 se funda sobre las márgenes del Río Sauce Grande, una posta de vigilancia para una guarnición de 100 hombres con el fin de asegurar la defensa y comunicación con la vecina localidad de Bahía Blanca. Esta posta, ubicada por Juan Manuel de Rosas durante su campaña del desierto, se convierte, por su ubicación y condiciones, en un fortín de avanzada, que toma en el año 1863 el nombre de Fortín Pavón.
Emancipada la región, el asentamiento de hacendados en el área próxima del Fortín Pavón no se hizo esperar, lo que desemboco, años mas tarde, en el desplazamiento definitivo de toda una cultura arraigada a su tierra y la colonización definitiva del lugar.
Este hecho dio lugar a la necesidad de contar con vías de comunicación rápida a la distante región sur patagónica, necesidad que rápidamente fue evacuada con la instalación de ramales ferroviarios y el establecimiento de paradas y estaciones a lo largo de las mismas.
En 1889 es acordada la concesión para la continuación de la línea al Neuquén. Disputas mediante por el paso del ramal, entre los vecinos de Azul y Olavarría, se demora la iniciación de la obra que ya revestía un carácter de premiosa urgencia.
Los Vecinos de Azul solicitan que el ramal a Bahía Blanca arranque de aquella ciudad, pero un informe del Departamento de Ingenieros, que consideraba la región de mayor importancia comercial e industrial, resulto no favorable a dicha solicitud, por lo cual es aprobada la línea Olavarría – Pringles – Bahía Blanca.
En 1899 fueron iniciados los trabajos en el terreno, para fijar la traza definitiva de la línea de Olavarría a Bahía Blanca, pasando por Príngles y Laprida. La concesión de esta línea fue acordada por Ley sancionada con fecha 5 de julio de 1899, aprobando <ad referéndum> celebrado entre el Poder Ejecutivo y los Señores Domingo Dávila y Cía. y transferida posteriormente a la Empresa del Ferrocarril del Sud.
Dos años y medio duró la construcción de la línea que atraviesa las sierras de la Ventana, necesitando terraplenes altísimos, desmontes considerables y en su mayor parte en roca y un sinnúmero de puentes y alcantarillas.
En 1903 se termina la construcción y por decreto del Poder Ejecutivo se libra la línea el día 15 de Julio al servicio público. En ese entonces, solo existía en la zona, la Estación de “ Sierra de la Ventana ” (actualmente Est. Saldungaray), hasta el año siguiente en que es establecida una parada, luego del cruce del Río Sauce Grande.
Llegado el año 1904, un afamado médico especialista de la época en enfermedades respiratorias, que ya entonces había visitado este lugar, expuso la importancia de instalar un Centro Asistencial para el tratamiento de la mencionada afección.
Haciéndose eco de la propuesta, la compañía Ferrocarril del Sud, que hasta ese momento había obtenido importantes ganancias de la zona, decide iniciar (en vez de) la construcción de un colosal Hotel al pie de las Sierras.
Para ello, el 6 de agosto de 1908, se firma la escritura de venta a favor del Ferrocarril del Sud, realizada por don Diedrich Daniel Meyer, ante el escribano Cayetano Ugarteche. Pero es el año 1904 que se inicia la obra y se toma como fecha fundacional de la misma, el día 22 de abril de 1908. La Fracción compuesta por setenta y dos mil cincuenta y seis metros cuadrados, lindera a la zona de la vía del mismo ferrocarril y del Río Sauce Grande, es abonada al contado al precio de cuarenta y dos pesos con seis centavos nacionales.
En esta superficie, se establece posterior al cruce del Río Sauce Grande, en el km 73,553, la parada homónima, a fin de despachar desde ese punto el material y personal para tal emprendimiento.
Este hecho genera la necesidad de construir un hotel cercano a la parada, para alojar al personal especializado y constructores. Es así que, en ese año, el Señor Meyer inicia la construcción del mismo, frente a la parada, sobre tierras que eran de su propiedad.
Es esta misma figura quien, pocos años mas tarde, decide dividir una pequeña fracción de su propiedad, en 26 lotes de distintas dimensiones, inscribiéndolos con el nombre de “Villa Tívoli Argentino”.
Fundada la Localidad de Villa Tívoli Argentino y en apogeo pleno el Club Hotel del Golf, se presenta un importante caudal turístico con destino a estos dos puntos y con ello el incremento de la correspondencia que, para alcanzar su destino final, debía ser trasladada a 27 kms. donde se encontraba situado el Coloso.
Teniendo en cuenta que, la Estación Sierra de la Ventana estaba situada a 9 kms. de la parada Sauce Grande y que la correspondencia estaba destinada al Hotel de la Ventana, el error en el punto de descarga de la correspondencia se hizo presente con marcada frecuencia.
Por ello es que, a solicitud de la Dirección General de Correos Y Telégrafos y por Resolución del Ministerio de Obras Públicas, el 16 de diciembre de 1912, la estación Sauce Grande pasa a denominarse Sierra de la Ventana y se le da el nombre de Saldungaray a la que hasta el momento era Sierra de la Ventana.
A partir de entonces, queda establecido el actual nombre de esta estación e inspira a sus habitantes a establecerle a su localidad el nombre con que se conoce.
Como hemos visto por todo lo anteriormente expuesto, este pueblo se formó en 1908 a consecuencia del trazado de la Villa Tívoli Argentino, realizado por el Señor Meyer en tierras de su propiedad.
Hotel para alojar al cuerpo de Ingenieros que trabajarían en la Construcción del Club Hotel de la Ventana
Como no existe documentación referente a su acto de fundación, se establece como fecha significativa de inicio de este centro de población, la de 17 de enero de 1908, fecha en que se extendieron las tres primeras escrituras de las tierras.
Un nuevo emprendimiento de singulares características e importante construcción, partió desde la Estación de Sierra de la Ventana. El caudal turístico que arribaba a esta estación para luego dirigirse hasta el complejo hotelero, distante 19 kilómetros, requería de un medio cómodo de traslado.
Es por ello que en el mes de setiembre de 1911 se aprueba el proyecto del Ministerio de Obras Públicas de la Provincia de Buenos Aires, para la construcción de un ferrocarril económico con una trocha de 0,75 centímetros «La Trochita de Sierra de la Ventana«, siendo la tracción a vapor.
Donados los terrenos necesarios para la vía y la estación en el año 1912, es establecido el ramal e inaugurado el día 30 de noviembre del año 1914.
El anden de salida desde la Estación Sauce Grande hacia los pies de las sierras se encontraba paralelo al ramal del tren con destino a Bahía Blanca, sobre un terraplén situado a la derecha de esta estación.
La obra de típico estilo ingles, que diera origen a gran parte de la historia de la región es hoy en día un museo implícito a la vista del visitante. Resguarda en su interior, parte de lo que originariamente se le había asignado.
Entre tantas cosas de gran valor histórico podemos mencionar la farolería, los aparatos staff, el telégrafo, la campana original, el reloj, la caja fuerte, el botiquín de primeros auxilios, la balanza para 1000 kilos, etc.
En cuanto a su decorado, sobresale la utilización de pinotea en techos, pisos, muebles y aberturas. Las cenefas brindan un toque del típico estilo, sobre la plataforma. Para los sedientos de la época, aun esta en su lugar el bebedero público.
Con respecto al piso que y habíamos mencionado anteriormente, es importante destacar la existencia, debajo de él, de un sótano de aproximadamente un metro de alto, con el fin de brindar respiración a la madera, a través de salidas con espirales externos de hierro hacia la plataforma.
En uno de los ambientes, asignado como Sala de Señoras, es posible encontrarnos con toda una pequeña muestra de fotos de la época. Entre ellas se destacan fotos del Ex Club Hotel de la Ventana, del Castillo Tornquist, el casco de las Vertientes, la Piedra Movediza y lugares de Mar del Plata, Necochea y la Plata.
Exteriormente se hallan otro cuerpo de baños de caballeros, el tanque de agua de 43000 litros, una farolería junto al baño y el pluviómetro. Además, se suman a la obra, dos casas de material y dos casillas para el personal de aquella data, frente al anden de parada. También, como parte de los ambientes que integran la estación, se encuentran los asignados (cinco ambientes) a la familia del Jefe de Estación. Otros ambientes son la oficina del jefe, la Sala de Caballeros, la Sala de Damas, la Sala de Encomiendas y dos Baños.
En lo referente al ramal, podremos distinguir dos desvíos hacia la playa de estación, en la cual encontraremos dos vagones altamente deteriorados y dos galpones concecionados a privados para otros fines.
Resulta doloroso la ausencia de otras cosas que formaron parte de ella, así por ejemplo, una placa colocada en el exterior sobre la plataforma, donde hallábamos en ella, la altura sobre el nivel del mar en que se encuentra ubicada esta estación.
Hoy en día, Ferrosud es la empresa propietaria de la estación de Sierra de la Ventana, a diferencia de la estación de Saldungaray, la cual se haya en manos de la provincia; y la empresa Onabe la encargada de la venta de los inmuebles de Ferrocarriles Argentinos.
La asignación de recursos para su mantenimiento se ve reducido a lo necesario para los elementos de limpieza, siendo de esta manera, prácticamente imposible su apropiado mantenimiento.
Sin embargo, es plausible el buen estado que demuestra al visitante que se acerca hasta ella, hecho que solo está dado gracias al trabajo abnegado del personal con que cuenta y el apoyo recibido de la Delegación Municipal.
Desde el año 1978, como peón de la estación, hasta el año 1990 en que se convierte en Jefe de la misma, el Señor Rubén Darío García, a tenido la tarea y la responsabilidad de brindar un servicio digno de elogiar. Hoy e día, continua la tarea su hermano Marcelo Garcia.
En las palabras del “Jefe” es manifiesto el deseo de seguir manteniendo y mejorando su condición, con el anhelo de preservar un pedazo importante de lo que fue, es y será, eje del desarrollo turístico de la región.
Cercana a la Estación, ya se erige por iniciativa de vecinos, el Museo de la Trochita, para recuperar algún día su trazado y servicio.