El despertar de la naturaleza en las Sierras de la Ventana
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El Cristo del Lago en las Termas de Carhué, fue emplazado en 1937, durante la gestión del Comisionado Municipal Juan Marcalain.
El costo fue donado por su esposa Sra. Argentina de la F. De Marcalain y obsequiado a la ciudad para ser emplazado en el camino a Epecuén y al viejo cementerio. Según el estudio de los arquitectos Alberto Bellucci y René Longoni la imagen del Cristo pertenece al hoy valorado Arq. Ing. Francisco Salamone.
Salamone poseía una suerte de hobby que consistía en hacer unas “arquicaricaturas” de gente más o menos conocida, pero en forma facetada, tal cual la técnica que utilizó en algunas esculturas de Cristos y Ángeles.
Por ello es que nuestro Monumento a Jesucristo es altamente probable que pertenezca a este arquitecto.
Lamentablemente todo el archivo personal de sus obras fue arrojado la basura por su familia, quién lo vio estropearse durante décadas, quizá resignados de esperar la reivindicación que llegó 60 años más tarde.
Se caracteriza por sus líneas rectas y, debido a la inundación, por carecer de manos.
Es similar al Cristo de la Entrada al Cementerio de Laprida, al Cristo de la Entrada al Cementerio de Saldungaray, al Cristo del Oratorio del Cementerio de Azul y, especialmente, al Cristo de la entrada a la ciudad de Azul en la Ruta 3 (todas ellas, también, obras de Salamone). Declarado “Monumento Arquitectónico Municipal”.